El marido de Valentina Nappi es un completo empollón, pero rico. Eso compensa en cierto modo el hecho de que tenga poca polla, pero de vez en cuando Valentina tiene que salir a que se la follen como ella necesita. Cuando está cachonda y tiene ganas de follar de verdad, llama a sus sementales, dos negros con pollas enormes, y se deja follar por todos los agujeros, mientras su marido mira.