Cuando los tíos te digan que el tamaño no importa, puedes estar jodidamente segura de que sí importa. ¡A lo grande! Y más aún en el mundo del porno gay. Es muy sencillo: una buena apariencia y una gran polla te llevarán muy lejos. El británico negro Marcus Campbell lo descubre cuando viaja a Praga y se convierte en el semental que todo honky que se precie quiere montar. Connor Rex, Martin Rivers y Lucas Drake se encargan de los culos dulces, mientras que el superdotado Adam Webb reúne el apoyo local para demostrar que incluso los blancos pueden ser demasiado grandes para fracasar.